jueves, 7 de octubre de 2010

La chica de la rosa.

Sus amigos se subieron fugazmente a la camioneta, pues había tras ellos una fila de autos. Se le quedaron mirando como esperando que ella subiera también, mas permaneció allí en la acera inmóvil con su rosa en una mano y el celular en la otra, la blusa del uniforme y los libros colgados al hombro en su bolso, sus ojos verdes entristecidos miraron a sus amigos y les gritó: "¡Mamá vendrá por mí!"
Aranza, la chica que iba conduciendo arrancó la camioneta y condujo hasta la heladería mientras todos gritaban su despedida a la chica de la rosa.
Ella caminó por la avenida por la que supuestamente la encontraría su madre, estaba al borde de las lágrimas pero su pánico escénico no le dejaba llorar ahi en la calle.
Luego se dió cuenta de que todo aquél que pasaba a su lado la miraba. Pero no era una mirada como las de siempre, esta vez era distinta: miraban la rosa, la miraban a ella y luego se les perdía la mirada como entre sus pensamientos, tal vez se imaginaran las circunstancias por las cuales ella llevaba aquella rosa en la mano derecha.
Ella los entendía, tal vez si se hubiera visto desde fuera habría hecho lo mismo.
También le habría parecido extraño ver una chica a punto de llorar, con una rosa en la mano, el uniforme del colegio puesto y andando sola por la avenida.

3 comentarios: