domingo, 31 de octubre de 2010

Darse cuenta

¿Cómo pude devalorarme tanto como para llegar a andar a tu lado, tomarte de la mano, besarte y quererte? Abrir mi corazón contigo y entregarme emocionalmente a tí me da vergüenza. De los cretinos con los que he demostrado mi poca autoestima, yo diría que has sido el peor. Haber estado creyendo que sólo merezco relaciones con personas de tan baja calidad humana habla muy mal de mí.
Rechacé a Raúl por cosas que comparadas con lo que tu haces son de un príncipe. De cualquier modo no merezco tratarme así, entregándo mis sentimientos a cualquier cabrón.
Ahora pienso que yo merezco a alguien perfecto. Y todos merecemos a alguien así. Nos merecemos a la persona más maravillosa y perfecta porque nosotros somos eso, pero debemos demostrarlo para nosotros mismos, con actitudes de amor incondicional frente al espejo y frente a los demás. Sentir y demostrar lo que somos, valemos y merecemos.
Porque si alguien se ama a sí mismo puede amar a otro de mejor manera, sin necesidad de herir o sentir celos, con lo que tiene y sabe le basta, porque sabe todo lo necesario de si mismo y de su pareja, por ello es capaz de amar de la mejor manera y de ser feliz, tiene muchas más posibilidades de esto que las personas que no se valoran.
Me doy cuenta que tales errores garrafales siempre me enseñan algo nuevo.

viernes, 22 de octubre de 2010

Desayunar

Tengo hambre. Y no se me antoja nada más que tus besos. Nunca los he probado pero estoy segura que me encantarán. Pero estás a kilómetros de distancia y no es posible.
Así que por hoy y hasta nuestro encuentro, soy anoréxica, supongo. Te necesito mucho, demasiado. Imagina que soy adicta a tí.
Espero volverte a ver. Creo que si no, moriré.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Jorge

Sacar de algún lado la alegría de vivir cada mañana al salir de la cama, porque al mismo tiempo siempre me doy cuenta que no te necesitaba, mejor sola que mal acompañada o rodeada de gente como tu con la que desperdicié unos días y la verdad no vale nada.

jueves, 7 de octubre de 2010

La chica de la rosa.

Sus amigos se subieron fugazmente a la camioneta, pues había tras ellos una fila de autos. Se le quedaron mirando como esperando que ella subiera también, mas permaneció allí en la acera inmóvil con su rosa en una mano y el celular en la otra, la blusa del uniforme y los libros colgados al hombro en su bolso, sus ojos verdes entristecidos miraron a sus amigos y les gritó: "¡Mamá vendrá por mí!"
Aranza, la chica que iba conduciendo arrancó la camioneta y condujo hasta la heladería mientras todos gritaban su despedida a la chica de la rosa.
Ella caminó por la avenida por la que supuestamente la encontraría su madre, estaba al borde de las lágrimas pero su pánico escénico no le dejaba llorar ahi en la calle.
Luego se dió cuenta de que todo aquél que pasaba a su lado la miraba. Pero no era una mirada como las de siempre, esta vez era distinta: miraban la rosa, la miraban a ella y luego se les perdía la mirada como entre sus pensamientos, tal vez se imaginaran las circunstancias por las cuales ella llevaba aquella rosa en la mano derecha.
Ella los entendía, tal vez si se hubiera visto desde fuera habría hecho lo mismo.
También le habría parecido extraño ver una chica a punto de llorar, con una rosa en la mano, el uniforme del colegio puesto y andando sola por la avenida.

martes, 5 de octubre de 2010

I realize

Hoy me doy cuenta: Añoro lo que nunca tuve y lo que nunca fui, sólo creí tenerlo, sólo imaginé serlo.

Nunca te tuve, nunca fui tuya, nunca fuiste mío ni lo serás. No existe eso que llamé nosotros, pero me siento cómoda con eso, pues ya vi que tipo de persona eres, eso no significa que seas malo, sólo no eres lo que yo quiero.